jueves

Día 32: Jueves 6 de junio 2002. Campamento Berrendos – Bahía Asunción.

Hora: 6:19 pm. Temperatura: 22ºC. Humedad: 45 Presión Barométrica: 30.2

Estamos estacionados sobre la parte más alta de un acantilado en el poblado de Bahía Asunción. Le llaman “El Cantil”. Como a unos 15 m. arriba del nivel de las olas que golpean abajo contra las rocas. Esto es nuevamente el Océano Pacífico. La costa se ve desde aquí abrupta. Todo es rocoso, zigzaguea a lo lejos hasta donde mi vista alcanza a distinguir. El mar espumea de blanco toda la orilla. Viento fuerte y frío que azota en estas fechas las costas. Se zarandea El Cometa como si tuviera calosfríos. Domino toda la vista de la Bahía. ¡Hermosísima!. A mi derecha la Isla Asunción, la más grande, frente a esta punta donde estamos y que también se llama Asunción. Es un santuario de focas y lobos marinos. En el silencio de la tarde escucho a lo lejos la especie de ladrido que producen tantos animales juntos en ese lugar. Me dijeron los pescadores que suman varios cientos los animales que habitan la isla.

Bahía Asunción es un pequeñísimo poblado que alberga dos Cooperativas pesqueras. Se dividen la explotación de los litorales de los alrededores para la explotación del abulón, y la pesca del tiburón como actividad principal. Esta tarde vi varias lanchas llegar y bajar grandes cantidades de tiburón. Toda esta pesca la entregan a la empacadora en donde la procesan. Compramos a medio día 1 kg. de pescado que Mari preparó para comer. Se lo entregan al público muy bien empaquetado envuelto en plástico y fileteado. Mari preparó la mitad al vapor. A pesar de tener el producto tan cerca y que este es un campamento pesquero de importancia en estas costas, el precio del pescado en la empacadora no es muy barato. El kilo nos costó $38.00.

No hay pavimento por ninguna de sus calles, todo es tierra, por lo que el viento levanta grandes tolvaneras de polvo que nos bañan constantemente. Casas de madera en su mayoría, algunas de concreto y ladrillo. Parece un pueblo traído de lejos y abandonado en estas latitudes, como perdido y al fin encontrado.

Todo los insumos y materiales son traídos de fuera, incluyendo el agua, siguiendo la ruta que hemos andado. A propósito, el 90% de la ruta es del tipo de “lavadero”. Recorrimos esta mañana los 45 km. a través del desierto del Vizcaíno, camino de lo más solitario, árido, inhóspito, sólo rodeado de geografía silenciosa. Neblina espesa encadenada al desierto de tramo en tramo, aquí y allá. Escarcha fresca matinal y húmeda, goteando el alba por todas partes. Es el amanecer del desierto, que se une, agrede o arremete al mar según se acerca o aleja a él.

El Cometa sufrió los embates del camino, lo sentí vibrar en mi mano sobre el volante, parecía sentir calosfríos, todo en su interior se sacudía, ahora a la derecha, ahora a la izquierda, no encontraba sendero bueno a seguir, todo era escabroso, todo malo para él y aún así seguimos y seguimos por varias horas. ¿Velocidad? , 5km. por hora, si es que a eso se le podía llamar velocidad.

Como a las 10 de la mañana habíamos llegado a la cima de un cerro desde donde se lograba ver a lo lejos el Océano Pacífico. Descendimos y nos encontramos en una bifurcación, hacia donde dirigirnos.

___ ¿y ahora para donde? ___ pensé en voz alta.

___ Consultemos el mapa ___ me contesto Mari.

Checamos la ruta en el mapa del INEGI ,vía satelite que meses antes había adquirido en las oficinas estatales de dicha dependencia y que para estas zonas tan apartadas son indispensables , según el trazo, debíamos de tomar el camino de la derecha. Así lo hicimos, todo para terminar en un barranco imposible de franquear.

___ ¿y ahora que paso? ___ me preguntaba Mari extrañada

___ No sé, se supone que esta es la ruta ___ le contesté igualmente extrañado.

Sin meditarlo mucho y viendo que no había otra alternativa di el giro en redondo y regresé al punto de partida.

___ Aquí esperaremos hasta que pase alguien que nos informe ___ le dije a Mari, mientras apagaba el motor del Cometa y descendía para estirar las piernas. No me decidía a tomar la ruta de la izquierda porque según el mapa nos llevaría a Punta Abreojos, lugar al cual no queríamos llegar y que se encuentra aún más lejos y con camino pésimo.

Caminé un poco siguiendo la ruta de la izquierda, pero el sol implacable me hizo desistir , di vuelta y regresé al cometa justo para sentarme con Mari ya que para ese momento tenía preparado el desayuno y la mesa servida.

___ Desayunemos de una buena vez ___ me dijo.

Desayunamos en medio del desierto del Vizcaíno, solos en un terreno seco, rodeados sólo de calor invisible, soñoliento, auroleado de rojo, naranja y escarlata. Cuando contemplas aquello en estas soledades, NO se sienten ganas de hablar de nada, solo se siente muy dentro una grata nostalgia de casa , que te colma el pecho

Desierto Vizcaino, camino a Bahía Asunción.

Terminado el desayuno y para no estar sentado sin hacer nada mientras Mari lava los trastes, desciendo nuevamente del Cometa y camino hacia la parte posterior para checar de rutina el equipo que viene atrás. Encuentro toda la base del tanque de gasolina pintado de blanco del generador de corriente, empapado y lleno de polvo del camino. Un fuerte olor a gasolina se siente de inmediato. Un hilillo delgado escurre por una pequeña fisura en un costado, desde la parte superior hasta la mitad y a formado un pequeño charco sobre la plataforma. De inmediato pongo manos a la obra y decido vaciar el tanque que viene lleno con 25 litros de gasolina y que junto con otro más de tipo comando del ejercito, de la misma cantidad vienen en ese lugar, ambos los acababa de llenar en Vizcaíno, como precaución por si acaso no se pudiera conseguir más adelante, así que la fuga es un peligro latente que debo eliminar de inmediato. Busco en la canastilla del techo una manguera para vaciar el contenido del tanque, así como otro pequeño recipiente de plástico verde de 10 litros que utilizo para llenar con agua el depósito del wc.

___Debo darme prisa___ Afortunadamente lo descubrí a tiempo___ Debió de haberse agrietado con tanta vibración___

Empiezo por ir vaciando del tanque blanco, al verde pequeño, por medio de succión y gravedad, de poco en poco. Lleno el verde de 10 litros, lo subo a la altura de la ventana trasera que está sobre el tubo de llenado del tanque principal de gasolina del Cometa, Lo amarro con un lazo, y luego con la manguera succiono, y la gravedad se encarga de lo demás. Repito la acción una y otra ves hasta que logro vaciarlo por completo. Afortunadamente el tanque principal del Cometa tenía cupo para eso.

Estoy todo batido de polvo y mojado de gasolina. Debo bañarme de inmediato y cambiarme toda la ropa.

Una hora y media y aún no pasa nadie. Seguimos en el mismo lugar. Un zumbido de motor a lo lejos, primero leve y lejano, poco a poco va en aumento, se acerca , desciendo nuevamente del Cometa y atisbo por los alrededores en busca de alguna señal de polvareda que denote algún vehículo que se acerca. Nada. Levanto la vista y descubro a lo lejos y sobre el horizonte del mar, una avioneta que se desplaza con rumbo al norte en dirección de Bahía Tortugas. Les hago señas saludándolos. La veo desaparecer, sólo queda flotando en el ambiente un leve ronroneo del motor. Subo al Cometa y me acomodo en el asiento del conductor y me entretengo observando el mapa de esta región, al cabo de un rato, y como si una mano invisible me hiciera voltear, levanto la vista hacia el parabrisas y distingo a la izquierda a lo lejos una tolvanera, viene en dirección a nosotros, poco a poco se empieza a escuchar como un murmullo.

___¡Viene un carro!___ Le grito a Mari que esta entretenida leyendo en la parte de atrás del Cometa.

___Bajemos a hacerle señas___ No se nos vaya a ir de paso___ Me contesta apresurada.

Descendemos, me subo a la canastilla para distinguir mejor a lo lejos.

___¡ Es una pick up blanca que viene en esta dirección ¡___ Le grito desde arriba.

Bajo presuroso y me uno a Mari en el frente del Cometa , listos para hacerle señas al conductor del vehículo que se aproximaba. Tras la última curva apareció con una estela de polvo adherida a el, una pick up blanca que ostentaba en letras azules el logo Telmex , de la compañía de teléfonos. Con aspavientos lo encomiamos a que se detuviera, lo cual hizo de inmediato orillándose justo frente a la trompa del Cometa.

___¿Que hay amigo?___ Me pregunta el conductor

___¡Hola! ___ Le contesto. Mientras se apea de su carro.

___Pues se aparece como caído del cielo, amigo___ Tenemos ya más de hora y media aquí en espera de alguien___

___¿Cual es el problema? ___ me vuelve a preguntar, mientras escudriña de adelante hacia atrás y de arriba abajo al Cometa….. y antes de poder contestarle agrega.

___¡Que bonito esta su camioncito, amigo___

___Gracias___ A la orden___ Le contesto sintiéndome halagado.

___¿Pues que les paso?___ Volvió a preguntar. Brevemente le narré lo acontecido con la ruta a seguir.

___Tiene razón, ese camino que va pa´la derecha, era el camino antiguo___ pero con el último ciclón, quedó muy mal, y ya no lo usamos___

___Ahora rodeamos un poco por este camino por donde vengo___

___Como a unos 8 Km. adelante, va usté a encontrar una “ Y “ ___

___Ai agarra pa´la derecha y a unos 5 Km. pa´delante, entronca nuevamente con el otro camino que va pa´ Bahía Asunción___

Lo invitamos a subir al Cometa , ya que su curiosidad era notoria. Mari le invitó un vaso de soda y me sirvió otro a mí, se sentó en el comedor con nosotros y platicamos sin ninguna prisa por espacio de media hora. El es uno de tantos empleados anónimos de la Cía. Telefónica que a diario recorren estas rutas para poder tener en comunicación a estos poblados tan aislados. Después, se despidió y desapareció como había llegado, perdiéndose en la siguiente colina tras nosotros.

Emprendemos la marcha nuevamente. El terreno se va haciendo más y más salobre. La arenilla blanquizca me indica que nos acercamos a la playa. Llego al entronque, giro a la derecha y al cabo de un buen rato empiezo a distinguir a lo lejos pegado a la línea del horizonte, las primeras siluetas de casas. Hemos llegado al poblado de Bahía Asunción después de medio día de recorrido. Nos dirigimos de inmediato a la escuela Secundaria y hacemos los arreglos con el Director para realizar nuestro trabajo para el día de mañana. Bajamos a una playa cercana al muelle viejo y caminamos largo rato para estirar las piernas y recogimos algunas conchitas. El viento molesta, frío y agresivo aquí en la playa. Caminamos bien abrigados con el rompevientos sobre nuestras cabezas para aminorar las molestias. El sol está bastante alto pero no calienta mucho. Regresamos al Cometa y decidimos buscar algún lugar en el pequeño pueblo donde poder descansar el resto del día y comer. La búsqueda nos llevo a recorrer parte del poblado e irlo conociendo a la vez, terminando la búsqueda en una saliente al mar llamada “Punta Asunción”, ahí nos quedamos el resto del día. Terminamos regresando al anochecer a los patios de la Esc. Sec. donde introdujimos al Cometa para dormir en los terrenos de las canchas de fútbol.

Fin del día. Hora:10:10 pm.

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Bahía Asunción a lo lejos

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Camino a Bahía Asunción

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