miércoles

Ensayo autobiográfico "Vagabundo"


Amanecer frente a la isla Cerralvo; B.C.S.

Este ensayo autobiografico, es lo que leo durante el documental y que parte de él, fué editado para que cupiera en el tiempo necesario de la filmación.

Ahora se los anexo completo.

" Vagabundo"


Déjenlo todo.
Dejen Dada.
Dejen a su esposa, dejen a su amante.
Dejen sus esperanzas y sus temores. abandonen a sus hijos en medio del bosque.
Dejen si es necesario una vida cómoda, aquello que se les presenta como una situación con porvenir.
Salgan a los caminos.
ANDRÉ BRETON

Salí a la vida muy temprano, errante por los caminos siguiendo a mi abuela y padres; peregrinos siempre. Pisé sus huellas dejadas sobre la húmeda arena, tratando siempre de encajar en éllas mis pies desnudos, aún párvulo. Soy descendiente de los Binni Gulaza´. “ Gente que las nubes dispersaron ". Llevo en mi sangre ese bagaje disperso.
Conocí los caminos del istmo cuando aún mis ojos descubrían las primeras visiones de la vida. Aprendí a viajar en carretas tiradas por yuntas de bueyes o en ancas de un jamelgo, riendas sujetas por mi padre. Éramos nómadas de pueblo en pueblo, de rancho en rancho, de un campo pesquero a otro.
Aprendí el oficio de mercader furtivo viendo a mis padres comerciar en ferias y fandangos. Pregoné en las calles, atrios, parques, plazas y el camino, con un cántico sabor a fiesta.
Ofrecí a los peregrinos que llegaban cantando amores; veladoras, velas de cebo, parafina y cera virgen, artísticamente elaboradas por las manos tiernas y arrugadas de mi abuela; "medidas" (cordones) multicolores benditas y santiguadas en las iglesias pueblerinas, que protegían al que las portaba. Creencias ancestrales dejadas en mi raza por los misioneros.
Gocé con éllos de las lluvias de verano, el sol canicular, las calendas de julio, los vientos decembrinos y las inclemencias del trópico istmeño. Aprendí así a camuflajearme al medio. Crecí cambiando mi indumentaria junto con las vendimias.
Comerciamos innovando el giro con el correr de los años.
Heredé la aptitud de transformar la madera y guiado por mi padre, construimos infinidad de veces, efímeros bajareques, guaridas pasajeras en nuestros viajes.
Dormí junto a la fogata viendo aquel humito azul, que sube y sube desde la leña hasta perderse en la oscura noche y así descubrí el cielo.
Me bañé desnudo al igual que mis padres en la naturaleza diáfana de los ríos, arroyos, lagunas, bahías y mares impetuosos.
Trepamos cuestas, vadeamos ríos, bogamos en cayucos, éramos gitanos y caminantes precediendo a peregrinos en pos nuestra.

Porque el camino es árido y desalienta,
porque tenemos miedo de andar a tientas,
porque esperando a solas poco se alcanza
valen más dos temores que una esperanza.
MARIA ELENA WALSH.

Vengo pues así, de una familia de viajeros, mercaderes ambulantes de la raza zapoteca.
Aprendí a vagar sin apresurar el viaje porque es mejor que dure mucho, siempre teniendo en mente, que llegar a la meta era mi destino, pleno con la experiencia del viaje.

“Caminante, son tus huellas el camino, y nada más... Antonio Machado.

Nací en el Sureste Istmeño. Fui amamantado y succioné de los senos de mi madre la lengua de los bínniza´. Aprendí la ciencia de mis abuelos, que a su vez la aprendieron de sus abuelos, y así hasta la creación del mundo.
Vislumbrando aún la adolescencia fui arrancado de cuajo de mi mundo errante Zapoteca y me abrieron las puertas de la vida para descubrir por vez primera la cuna de otro imperio.
Caminé como los que salen al camino sin rumbo, los que esperan hallar la pista de su propio destino.
Creció mi adolescencia comerciante en la ciudad, en el bullicio de un mercado, entre especias, moles y hojas olorosas a tamal.
Fui educando y terminé educador. Aprendí el lenguaje de Castilla en la otrora Tenochtitlan, y más tarde el de los Nórdicos Ingleses. Por dos décadas continué en el oficio de educar, más mi sangre vagabunda siempre bullía en mí incontrolable.
Fui esposo y padre de familia por vez primera. Aceleré el ritmo de la sangre vagabunda que heredé a mis tres hijas. Desperté en éllas el espíritu viajero y juntos, tomadas de mi mano, al igual que lo hicieron conmigo mi abuela y mis padres, aprendieron a disfrutar del caminar y del descubrir entregados por completo a la felicidad del excursionista, lleno de deseos y de libertad. Me bastaba ver un mapa para ponerme a estudiarlo apasionadamente, y entonces, en la mayoría de los casos, empezaba a proyectar un nuevo viaje imposible, pero que a veces llegábamos a realizar.
Cambié mi apodo de maestro a maistro, mi traje y corbata por el overol y la gorra y la tiza por las pinzas de chofer. Con éllas me mudé hacia nuevos horizontes.
Conquisté la frontera norteña con mis herramientas de mecánico. Transformé mi oficio nuevamente por más de un par de décadas. Más al paso de los años las circunstancias me llevaron de nueva cuenta a emprender la marcha al sur. Abandoné el lar.
De nuevo caminante y peregrino con las manos vacías vagué sin rumbo por “ El Otro México” hasta que anclé de nuevo en puerto seguro. Reorganicé mi azarosa vida y reabastecí mi nave. Busque a la madre de aquel hijo que en mi juventud procreamos. Alma gemela de mi alma vagabunda. Espejo de Pólux y Castor. Ambos acogiéronme en su hogar y por segunda vez me convertí en cabeza de familia. Juntos iniciamos nueva vida.
Más el llamado de la selva que en mí habitaba volvió de nuevo a tocar a mi puerta. Nombré a mi pareja mi copiloto y en nuestra nave despegamos un día sin rumbo fijo, ni puerto a donde llegar.
___ ¿Hacia dónde vamos? ___ me preguntó
___ No sé ___le respondí___; únicamente sé que quiero irme de aquí. Solamente lejos de aquí.
___Porque la vida es poca y la muerte mucha___
___Sólo dame tu mano y vámonos ya ___
Ánimo nos dimos a cada paso, ánimo compartiendo la sed y el vaso. Ánimo, mientras íbamos envejeciendo.
Es sabido que el mito engendra la repetición y que la repetición la costumbre. El reencontrar los lugares de mi infancia y los efectos de los mitos en mí, me incitó a efectuar esos viajes repetidos que se han transformado, después de más de una década, en una costumbre.
Hemos rodado de norte a sur y del levante al ocaso. He dejado mis huellas a lo largo de los litorales de la patria y mojado mis pies en todos sus mares.
Yo he visto al mar en paz conmigo y he aprendido a respetar su furia. Me ha enseñado sus secretos y me ha permitido sacar de sus entrañas el pez para el alimento diario. Lo he visto levantar sus olas en montañas de agua. Lo he visto como destruye acantilados y arroja a los rompientes los grandes barcos. El viento que mata, que silba, que gime, que muge.
___¿Lo has visto tú alguna vez? ___
Sin embargo existe.
He navegado en naves donde el olor a herrumbre y viejo llega al camarote envueltos con los aromas de la cocina; donde el vaivén de las olas y el crujir del maderamen me arrullaron sintiendo el batir del agua contra las amuras y los costados del barco, sin contar con los riesgos que conllevaba, ni las posibilidades de que ocurriera alguna desgracia. Pero siempre me lancé, obedeciendo los dictados de mi fantasía y no los de la razón. He sentido la acometida de una tormenta a bordo sin poder hacer más que ir a la deriva, para huir de él, y dejarnos llevar a donde el destino y la furia del viento quisieran llevarnos. No es fácil, para alguien que nunca se haya visto en semejante situación, describir o concebir la consternación de los hombres en esas circunstancias.
Muchas veces he reandado esos caminos de la patria para recordar y acariciar sus contornos de mujer dibujados en mi mente. He vagado por caminos y senderos. He hallado caseríos aislados y pueblos hechos de madera, de tierra o de trozos de piedra que aparecían en mi camino; parecían implorar la caridad de los transeúntes y hacían que me sintiera a punto de darles una limosna.
He admirado con interés las curiosidades mineralógicas de nuestro museo de historia natural y las ruinas arqueológicas de nuestro grandioso pasado. He escalado sus pirámides y rezado en sus templos. He trepado las cimas de sus montañas y bajado a las simas de sus cañones.
He volado en el espanto y la vulgaridad, patrimonio principal de los aviones comerciales. Evito pues hasta donde me es posible esta manera vana de viajar y prefiero caminar por este mundo arrastrando mis pies conmigo dondequiera que vaya, exteriorizando mi yo vagabundo sin tratar de sacudírmelo, por que sé que en cualquier esquina del mundo, me estará esperando.
Nunca pienso en lo que quedó atrás. Todo lo llevo grabado en el alma y allí permanecerá por siempre. Mis viajes son un “reportaje” en los que casi no falta nada.
Los hombres sueñan más con el regreso que con la partida sin dar importancia a las cosas simples de la vida. Es natural que se tenga miedo de cambiar por un sueño todo aquello que ya se consiguió y se tiene por seguro, pero sólo existe una manera de aprender a ser viajero: por medio de la acción. Todo lo que necesitas saber te lo enseña el viaje. Si te encuentras en el desierto. Entonces, sumérgete en el desierto. Él sirve para comprender el mundo tanto como cualquier otra cosa sobre la faz de la tierra. Tú ni siquiera necesitas entender el desierto: basta contemplar un simple grano de arena que es un momento de la Creación, y el Universo tardó miles de millones de años para crearlo.
Estoy acostumbrado a partir siempre y no pensar en el regreso. Camino lento esperando ver la salida de un nuevo sol. He aprendido que este mundo natural nuestro es garantía de que existe otro más perfecto.
Ruega que tu camino sea largo, que sean muchas las mañanas de verano, y cuando con placer llegues a puertos nuevos, que descubras por vez primera; ancla allí, recrea tu vista en las cosas bellas, llénate de los aromas que puedas y aprende de la gente sencilla. No esperes las riquezas si los encuentras pobres. Con la sabiduría ganada, con tantas experiencias, habrás comprendido lo que el viajar enseña.

Así he vagado por años,
más ahora me apresuro hacia mi lecho
a buscar el reposo de viajero,
pero empieza en mi espíritu otro viaje,
cuando aún no terminan los trabajos del primero.
WILLIAM SHAKESPEARE.


TA BIUUZA´ GUIBA´ Tijuana; Dic.2007

6 comentarios:

  1. BENDITO TÚ QUE HAS VISTO LO QUE DIOS CREÓ PARA LOS OJOS DEL HOMBRE. MANUEL ROMERO A.

    ResponderBorrar
  2. Qué maravilloso ensayo! Por un momento sentí una explosión de revelación que un ser hablaba a mi ser. Sentí un llamado y una inspiración intangibles. Gracias por alumbrar con tu caminar nuestros senderos.

    ResponderBorrar
  3. Gracias por tanta sabiduría =) acabo de ver el documental y me encantó.......el mundo sería mejor con más personas como ustedes!!!
    Buena Vibra!

    ResponderBorrar
  4. Hola
    Mis más sinceros respetos. Mi abuela me predijo como "alma viajera", implicando viajar, estar, soñar, vivir, sobre todo vivir y ahora veo que no soy la única.

    Acabo de ver el documental y fué revelador el hecho de saber que el mismo recorrido que sale en el documental, lo hice el año pasado con mi hermana. Asimismo, pude recordar la pasión que implica educar y mirar de otra manera...

    Gracias por compartir su experiencia.

    Un favor, me da mucha, muchìsima pena decir esto en público, pero quisiera saber el nombre de la canción que se oye cuando el cometa hace una de sus partidas. La letra dice algo asi como "no llores por mi....".

    Saludos

    ResponderBorrar
  5. Hola, somos del Proyecto Miradas (www.proyectomiradas.org)! Les escribimos hace tiempo pero no obtuvimos respuesta. Quizás no les llegó nuestro comentario.
    Por las dudas, antes que nada os felicitamos por tremendo proyecto. Quisiéramos comunicarnos con ustedes para intercambiar experiencias. Tendrán algún mail o nº de teléfono al que podamos llamarles? Gracias!

    ResponderBorrar
  6. Gracias les doy desde Estados Unidos donde cada dia veo a muchos jovenes desaprovechar tantas oportunidades, son ustedes una inspiracion para seguir intentando el bien por el future de la humanidad. Un abrazo queridos hermanos mexicanos.

    ResponderBorrar