lunes

Dia 01: Lunes 6 de Mayo, 2002 - Primera Etapa

No lo podía aún creer. Eran las 4.30 p.m. y el cometa se deslizaba pesadamente por las calles de Tijuana. Despegaba al fin. Se bamboleaba lenta y parsimoniosamente al toque de mi pie en el pedal del acelerador. Sus ocho cilindros, sonaban armoniosamente, y nos desplazaba hacia adelante con rumbo al este.


El Cometa y Yo en Tijuana, antes de partir.


Enfilábalo con dirección a Tecate, y con punto final ese día, al poblado del Hongo, allá en lo alto de la Sierra de Juárez. Miré el cuenta millas.

___ Anota el millaje___Le ordené a Mari.

Buscó en la red para los mapas y papeles necesarios para consulta, que el cometa tiene adaptado junto a nosotros, justo a la derecha de mi pierna derecha. Sacó la bitácora de viaje y anotó.

--- Le dicté --- 193,115 millas.

Mientras Mari anotaba, veía como los numeritos rojos de la última columna del cuenta millas, parecían desenredarse del interior del relojote negro que tengo frente a mi vista, justo en medio del tablero. Giraban lentamente, uno a uno, para dar paso a su sucesor, indicándome en esa forma como nos movíamos. Con ello, daba inicio a la cuenta de la distancia que íbamos a recorrer.

Eran ya las 5:40 PM. Aún debíamos de parar a cargar gasolina. Me parecía que nunca saldríamos de la ciudad. Me sentía embargado en una mezcla de nerviosismo, intranquilidad, alegría…….. prisa por huir del tráfico pesado y molesto. Ansia de sentir el rodar por la autopista, de ser libre nuevamente, de gozar el paso del negro asfalto bajo la nariz del Cometa. De ver como se devoraba una a una las rayitas blancas del centro de la autopista. De la aventura…. . Del viajar sin límite de tiempo y espacio.

Las 6:15 PM. Rodamos ya más calmadamente, las rocas inmensas del cañón por el que vamos inmersos, me van poco a poco introduciendo al mundo de la naturaleza, a la libertad. Me siento ya en mi medio nuevamente. Me he tranquilizado. La visión desde el puesto del conductor, a través del parabrisas

me hace sentir dueño de la situación y, el cometa responde fielmente al más leve toque de sus instrumentos. Muy pronto las primeras casas del poblado de Tecate aparecen y, así como lo vimos acercarse, se aleja. La autopista nos lleva encantados, siguiendo su raya blanca al centro, como sobre una alfombra mágica, que nos transporta sin sentirlo a nuestro destino.

Sin detenernos, vemos las últimas casas alejarse, las dejamos atrás. Se acabó la autopista. Un túnel más angosto nos engulle. Es la carretera federal, libre. Sin costo de peaje. Cañones, praderas, pinares, todos pasan junto a nosotros, como despidiéndose. Agitan sus ramas en un adiós de amigos. Primer día de viaje. Primera experiencia. Primer todo de todo.

Poblado del Hongo. Primera parada del viaje.- Apareció frente a nosotros al entroncar con la autopista nuevamente. Escojo la calle más ancha para introducirme al poblado. Calle de pura tierra. Se empieza a levantar el polvo, penetra por las ventanas. Pregunto en la Delegación de policía del lugar. Me informan que la escuela secundaría es Técnica y, me dan señas para llegar a ella. Funciona por las tardes como Colegio de Bachilleres.

Mientras nos dirigimos al sur del poblado, veo casas de madera, en su mayoría del tipo de construcción al estilo americano. Calles, todas sin pavimento, se levanta el polvo por los vientos fuertes que suelen soplar a estas horas. Poblado muy pequeño, rústico, montañés. Gente tranquila. No hay tráfico. Estamos ya lejos del mundo de las prisas.

Fuimos recibidos amablemente por el encargado del CEMSAD “El Hongo”: Q.F.B. Jorge Luis Gómez Andrade, quien de inmediato dio la orden para que el alumnado de bachillerato, saliera al patio y cada uno sacara su butaca para realizar al aire libre y en la oscuridad de la noche, nuestra primera plática de astronomía. Proyecté las diapositivas sobre la pared de uno de los salones. Todo funcionó a la perfección. El proyector de diapositivas, la grabadora, el láser. En fin todo el equipo que por primera vez hacíamos trabajar en una situación real, tal como lo sería de aquí en adelante, fuera de casa. Posteriormente la sesión de observación a través de los telescopios. Pudimos mostrar al alumnado los cinco planetas que se hallaban visibles durante este mes. Mercurio, Venus, Saturno, Marte, y Júpiter.

Me sentía muy a gusto con los alumnos. Nuevamente como años atrás. En las aulas. Sólo que ahora la situación era distinta. No tenía ninguna obligación. Todo era por gusto, por el simple deseo de compartir lo aprendido en esta área. Fue muy grata la atención recibida del personal de la escuela. Terminamos la sesión como a las 9:30 PM. Salimos sin rumbo fijo. Nos detuvimos junto a la estación de bomberos del poblado. Nos pareció un lugar adecuado para descansar durante nuestra primera noche fuera de casa. Noche estrellada, fría, limpia, a más de 1000 más. SNM. Calculé como unos 3 a 4 mil habitantes, existen todos los servicios para dar atención a los distintos poblados y rancherías de los alrededores. Centro comercial de esta región. Tienen escuelas de todos los niveles, hasta bachillerato. Los alumnos llegan de todos los alrededores en autobuses escolares de las escuelas. El Hongo, es más importante que La Rumorosa. Cenamos por primera vez fuera de casa. Café con leche y pan, un sándwich de jamón. Realmente me sentía agotado.


Noche Astronómica en El Hongo BC.

Nos fuimos a la cama muy bien abrigados. Esperábamos una noche fría. Antes de dormirme, hice un recuento de lo acontecido en los días anteriores a nuestra partida. Tres días para acomodar todo el equipo faltante, anotando en un prontuario, todo y cada uno de los utensilios que subíamos, para más tarde saber en que parte del Cometa podíamos encontrarlos. Dos días antes noté que el aire acondicionado no trabajaba como debía. Hubo que repararlo. Al día siguiente, descubrí que el wc. no funcionaba bien del automático. Tuve que corregirlo. Parecía que nunca terminaría de dejarlo listo para este viaje.

La llama de la veladora que encendemos para iluminarnos tenuemente, antes de dormirnos, y mientras Mari reza, se mueve lentamente como una serpiente encantada, con cada movimiento brusco que hago sobre la cama. Huele a templo, a hogar de provincia, a días de muertos en casa de la abuela. Me siento en casa. Me incorporo un poco. Soplo sobre su pequeña flama amarillenta. Sólo se retorció y aumentó su brillo. Parece no querer irse a descansar. Como nosotros, está excitada. Soplo más fuerte. La oscuridad nos invade de inmediato. Ahora sólo aspiro el olor a pabilo quemado, a cera derretida, a templo en domingo después de misa, a fin del día.

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