jueves

Día 39: Jueves 13 de junio de 2002 Santa Rosalía. (estacionados 3er. Día)

Hora: 6:46 am. Temperatura: 25°C. Humedad: 48% Presión B. : 30.2

A un costado del malecón. Salimos a caminar y a ver salir el sol sobre el mar, debido a que ahora estamos sobre las costas del Mar de Cortés nos regocijamos con el espectáculo cada mañana. Anoche dormimos aquí mismo, junto al mar, bajo el arrullo leve de las olas que acarician las playas negras del puerto de Santa Rosalía.

Playas Negras de Santa Rosalía.

Por la tarde de ayer, disfrutamos nuevamente la contienda “De la Pesca” que por segundo día se llevó a cabo para deleite nuestro. El espectáculo comenzó a las 5 pm., cuando vimos a los contendientes zarpar de la marina en sus pangas, por montones y casi atropellándose unos a otros en sus prisas por ser los primeros en llegar a la línea del horizonte. Eran centenares. El fin de la competencia es; la pesca del calamar gigante. Al caer la noche se cuentan por más de un millar, tendidos todos ellos a todo lo largo de una invisible línea hasta donde la vista otea. Son tan grandes estos calamares, que algunos sobrepasan los dos metros. Se pasan hasta después de la media noche pescándolos con las poteras, que bajan a las profundidades una y otra vez atrapando a estos voraces moluscos. Cada pescador deberá traer a puerto, cuando menos unos 500 kg. Para que la noche rinda frutos. Después de llenar la panga del producto, regresan cerca de la playa a limpiarlo, eliminan la cabeza y los tentáculos, mismos que arrojan al mar, donde la cadena alimenticia se encargará de consumir las toneladas de desperdicio, pero es tanto que no lo puede hacer tan rápido como se desearía que fuera, por lo que al día siguiente, podemos ver gran cantidad de desperdicios que fueron arrastrados a la playa por las corrientes y la marea, y el sol abrasador los empieza a descomponer. Se siente en el aire durante el día, un olor fétido. El premio de la competencia es que conforme llegan a formarse a las puertas de la Cía. Empacadora, la lonja de calamar, blanca y limpia, se las compren a primera hora del día al precio de este año, a $ 1.80 pesos el kilogramo, mismo producto que podemos adquirir en las tiendas de abarrotes o supermercados a $ 17.00 pesos la latita conteniendo 100 gramos. Aún así, a los pescadores de toda esta región, que se aglomeran aquí, de mayo a octubre para este acontecimiento, les va bien, debido a la gran cantidad de estos animales que año con año acuden a la cita con la muerte, en su ciclo de vida que la naturaleza les ha designado en estas aguas.

A estas horas del día, puedo contar centenares de pangas amarradas a un lazo común, en cadena, unidas al muelle como de un largo cordón umbilical. Todas uniformadas en azul y blanco, algunas aún salpicadas de sangre del aquelarre nocturno. Reposan al vaivén del mar. Mientras, aguardan pacientes a entrar en acción cuando caiga nuevamente la tarde, la enajenación los embriague, y juntos, pescadores, embarcaciones, motores fuera de borda, poteras, garfios, cuchillos para destazar, garrotes, todos ellos den cuenta nuevamente de cientos de toneladas de calamares.

Estacionados frente a la Bahía de Santa Rosalía.

Hora: 2:25 pm. Camino hacia las afueras de la ciudad con rumbo al sur, encontramos a un par de jóvenes pescadores que nos pidieron un aventón, iban hacia un campamento pesquero a 5 km. . Cargaban una batería de automóvil. Les pregunté __ ¿Para qué llevan esa batería? ___

__Las usamos para alumbrarnos con un foquito de carro durante la noche, cuando salimos a sacar calamar___ Me contestó Ernesto, quien junto con su hermano Benito, vienen a la pesca del calamar, desde Agua Verde, comunidad pesquera al sur de Loreto.

___Si los vi anoche___ les dije

___La llevamos a Santa Rosalía para que la carguen durante el día, y tenerla lista para la noche___.

Decidí llevarlos hasta el entronque a Santa Águeda, lugar donde están establecidos durante estos meses.

___Vi muchísimas pangas, ¿como cuantas salen por noche?___Les pregunté.

___Son un friego, más de mil___ me contestó Benito, el mayor.

No sé si exageró, pero en realidad, he visto salir cada noche, muchísimas, por horas y horas.

___¿Y hay tanto calamar para todos? ___Volví a preguntar a Benito, ya que su hermano Ernesto es más reservado.

___¡Sí! , figúrese que cada panga saca como media tonelada cada noche___

___Así que calcúlele___

___Con lo que pescamos en estos meses, nos sirve para todo el resto del año___ me dijo, muy satisfecho.

___Pero es mucha la friega___ Se desvela uno mucho___

___Salimos dos noches seguidas, y descansamos una___

___Si, no, no la haríamos, con tanto desvelo___

___Además es muy pesado estar jala y jala la piola y la potera toda la noche___

___Esos animalotes pesan un friego___

___Algunos pasan de los quince kilos___

___Pues si, ya me imagino ___ les contesté

___Pues que tengan mucha suerte esta noche___les dije___Hemos llegado al entronque___

___Muchas gracias por el raite, amigo___ me dijo Benito, y Ernesto agregó sólo ___Gracias amigo___ y se fueron por el camino de tierra rumbo a unas casitas de madera que se distinguían a lo lejos.

Regresamos a estacionarnos a orillas del malecón. Mari está preparando la comida, se queja malhumorada de la calidad de las verduras que adquirimos en un supermercado de la ciudad.

___Pobre gente de aquí___ Se tienen que conformar con esto___ me dice desde la cocina.

___No tienen mucho de donde escoger___

___No pueden comer verduras fresquecitas___

___Está mejor este último pedazo de apio___ Se sigue quejando conmigo.

Está picando un poco de apio, aún conserva bien algo de lo que nos obsequiaron en el Ejido Erendira gracias a estar en el refrigerador.

Hora: 5:21 pm.

Un enorme buque se desliza lento y pesado a lo lejos, sobre el hilo negro que delimita el mar y el cielo, como una silueta de sombras chinescas cuya proa rasga el agua y levanta una leve mancha de espuma blanca al frente. Tres mástiles en la parte delantera. En medio, una especie de grúa, y atrás, las torres de mando, como altos edificios de apartamentos. Blanca y roja su gran chimenea al centro, humea el cielo dejando tras el una larga nube negra que el aire disipa lentamente. Distingo con los binoculares la bandera de México, es un buque petrolero mexicano. Está muy lejos de mi, no alcanzo a leer el nombre. Se dirige hacia el sur del Mar de Cortés. Tarda mucho en desaparecer en el horizonte. Hace buen rato que el enjambre de pangas han empezado a salir mar adentro como todas las tardes, se repite nuevamente la competencia. Allá van, y yo, sólo contemplo el ciclo diario de la pesca del calamar gigante de la Baja California.

Rompeolas en el muelle de Santa Rosalía.

Haciendo un recuento de las actividades de ayer, con los alumnos de la escuela secundaria Manuel F. Montoya, pudimos constatar que las pancartas donde están distribuidas las fotos de la exposición fotográfica, empiezan a mostrar ya las huellas del mal trato e intenso uso, por lo que empezaré el día de hoy a reparar y limpiarlos, de manera que no se dañen más, ya que aún se expondrán en muchos otros lugares. También tuve que reajustar todos los tornillos y limpiar a conciencia los telescopios, algunos de los tornillos, tuve que reponerlos por otros nuevos y más gruesos, ya que no apretaban, y la base del telescopio Dobsoniano se tambaleaba. He comprobado a ciencia cierta, que este tipo de telescopios Dobsonianos, son de lo mejor que se puede usar para este tipo de trabajo, donde miles de personas se asoman a ellos y los tocan, mueven, empujan, etc. Además de que han viajado por toda clase de caminos y han sufrido brincos, golpeteos y toda clase de maltratos. La base del Dobsoniano, va sujeto en la parte exterior trasera del Cometa, así que está expuesto a todas las inclemencias y vicisitudes de nuestra aventura. En Guerrero Negro, hace días, tuve que lavarlo con el chorro de la manguera en una gasolinera, ya que estaba completamente cubierto de polvo de salitre de las terracerías cercanas a las salinas de ese puerto. Si pudiera, felicitaría al Sr. John Dobson, inventor de este tipo de telescopios, por haber diseñado algo tan simple, resistente, práctico, económico, formidable, y de muy buen alcance óptico. Tal vez más tarde lo pueda contactar por Internet y lo haga. Con este aparato, trabajamos de día observando el sol, con el aprenden los jóvenes a mover y usar un telescopio, les enseñamos y les damos oportunidad de que lo usen, juegan con el a veces, apuntan de noche a distintos objetos que desean observar, es el que mayor trabajo y maltrato ha tenido en el viaje, es el mil usos del proyecto, de día y de noche no cesa de trabajar, aún así, su recompensa es viajar atrás, resistiendo las asoleadas del desierto que al medio día superan los 40°C. Y durante la madrugada la humedad de la costa, y es siempre el primero en bajar a trabajar. ¡ Gracias Sr. Dobson!

Islote con faro frente al puerto de Santa Rosalía.

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