martes

Dia 09: Martes 14 de mayo, 2002. Puertecitos

Hora: 6:15 a.m. Bajé la bicicleta que traigo montada sobre la trompa del cometa. Saludé al profesor Sixto. Llegó muy temprano a trabajar hoy. Salí a pedalear por los alrededores a esta hora, antes de que el sol empiece a calentar más. Paso frente a la construcción que debe albergar la gasolinera, es nueva, muy bonita, no se ha estrenado aún, y según dicen en el poblado, tardará mucho para que la inauguren. Es sólo un elefante blanco. No hay gasolina en este lugar. Una barda de piedra como muralla de un castillo feudal, encierra al Puertecitos Gringo del Puertecitos Mexicano. Para cruzar el poblado, lo debes hacer a través de este feudo perteneciente a una mujer chicana , que dicen, se siente la dueña del pueblo, y a quién le rinden pleitesía todos los turistas gringos que arriban a este lugar.
Puertecitos se ha convertido en otro más de los destinos turísticos en manos de gringos. La mayor parte de las casas mejor ubicadas a las orillas de la bahía, son de ellos. El turista Nacional, deberá buscar un callejón a los costados de sus propiedades para poder tener acceso a la playa, o bien, rentarles alojamiento.
Los pobladores de Puertecitos han llegado de distintos rumbos de la península y de otros estados, como el Sr. Cesar Romo que vino del poblado de El Mármol aprovechando el camino que se había empezado a construir en 1955. Al principio se dedicaban a sacar pulpo, así como a la pesca comercial y poco a poco fueron surgiendo negocios para atender a los turistas. Siguieron llegando más pobladores, como el Sr. Antonio Rodríguez Viedma y Don José Garibay. El Ejido Matomí se dota en 1972, formando parte de la directiva del comisariato, Don Pablo Franco, Ricardo Manríquez y Rosendo Amador entre otros. Con el tiempo, el ayuntamiento de Ensenada designa a Ramón Zamudio como el primer subdelegado en Puertecitos en la época de X ayuntamiento.
Actualmente habitan este lugar unas 400 personas, aunque tiene mucho movimiento en el verano y principalmente durante la Semana Santa.
Por toda la costa entre Punta Estrella y San Luis Gonzaga, hay muchos sitios para acampar o para la práctica de la pesca deportiva, como en Punta Diggs, Laguna Persebú, Campo San Antonio, Campo Cristina, playa Matomí, Playas del Norte. Ha sido así como se han ido poblando estas costas nacidas de la visión de aquellos antiguos pioneros de esta Baja California y de este Mar de Cortés.
Esta zona con sus playas y parajes, permanecieron solas y abandonados por muchos años después de la partida de los misioneros Jesuitas, Franciscanos y Dominicos. Las misiones poco a poco fueron abandonadas. No había terrenos para dedicarlos a la agricultura y cuando mucho, se podían explotar las huertas de las misiones y criar poco ganado. La falta de caminos y principalmente de agua, dificultaba el asentamiento de las familias en playas y ensenadas del golfo, que son verdaderos paraísos. Sin embargo, los primeros pioneros que siempre han participado en el desarrollo de la Baja, se las ingeniaron para iniciar pequeños negocios de hospedaje y pesca, así como algo de minería, y así con el tiempo se han convertido en lugares de atractivo turístico para visitantes nacionales y extranjeros.



Mari recogiendo conchitas en las playas del ”Estero Persebú”, Golfo de California


He llegado al fin a este lugar bautizado por los lugareños como “ Las Pilitas “ son unas hoquedades en las rocas de la playa, donde un río subterráneo emerge justo bajo las aguas del mar, dando así origen a estas pequeñas albercas de aguas termales y sulfurosas, que acorde a la marea, se van llenando y vaciando dos veces al día, por lo que se debe esperar pacientemente dentro de ellas, hasta alcanzar la temperatura deseada.

Posas de aguas termales “Las Pilitas” Puertecitos, Golfo de California

Es el poblado un lugar donde el tiempo se ha detenido, para deleite de sus pobladores y visitantes. Donde la
vida se desenvuelve con las altas y bajas de la marea. Donde los pescadores se adentran con la bajamar, y regresan a casa con la pleamar, y los niños aprovechan la tarde, para atrapar pulpos entre las rocas que aún escurren las últimas gotas saladas de ese su Mar de Cortés, mientras que los niños de las grandes ciudades, están perdidos ante la televisión.
No hay electricidad. Solo un pequeño generador eléctrico autosebante, para las pocas lámparas que iluminan por un par de horas las solitarias calles de Puertecitos. Los que la llegan a tener, es por medio de celdas solares, lo cual sólo esta al alcance de los gringos, quienes viven aquí, con todas las comodidades a las que están acostumbrados. Y, ¿que me dicen del pueblo? Para la gran mayoría, este adelanto de la tecnología, está completamente lejos de su presupuesto. Algunas familias se han visto favorecidas con donativos del gobierno, pero como este tipo de celdas y las baterías donde almacenar la energía requieren de mantenimiento constante, al cabo de un tiempo, terminan su vida útil y quedan abandonadas y en desuso.
El calor durante el día reborborea en el horizonte arenoso de dunas. Calma total siempre. De vez en cuando el zumbido del motor de algún vehículo con placas americanas, que pasa a lo lejos sobre la tercería que lleva más al sur, a la Bahía de Gonzaga. Gringos locos con vehículos 4x4 con toda la tecnología de punta, se internan en el desierto en busca de aventuras, interrumpen el silencio con el roar de sus máquinas.
Desde el muellecito junto a la rampa para botar las lanchas al mar, se distinguen a corta distancia, La Isla del Muerto y Las Islas: Lobos; Encantada y San Luis. diseminadas a lo largo de la costa de aquí a San Luis Gonzaga, final de la tercería que se pierde a lo lejos serpenteando por las laderas de la bahía, a tan solo 60 Km de este punto donde me encuentro ahora. Nos vimos obligados a suspender el último tramo de viaje en esa dirección, debido a que dicha ruta está en pésimas condiciones, y el cometa, resentiría muchísimo obligarlo a rodar por él. Tan solo los últimos 10 Km para llegar a este lugar, tuvimos que hacerlo a un paso muy lento para evitar algún percance que pudiera entorpecer el resto del largo viaje que aún nos falta por continuar.
Tratamos de conseguir algún vehículo que nos pudiera llevar a San Luis Gonzaga, sin embargo la mayoría de las personas de este lugar, no tienen, ni quieren arriesgar sus unidades en un viaje por un camino tan malo y a un lugar, falto de interés para ellos; algunos habitantes de Puertecitos, nunca han estado en San Luis Gonzaga, aún cuando está a tan corta distancia de aquí.
Después de las 9:00 de la noche, Puertecitos se vuelve un paraíso para practicar Astronomía. oscuridad total. Cesa el ruido de la planta generadora de luz. Las humildes casas de madera, las trailas viejas usadas como casas, casas de cartón, todas ellas se adhieren como los pulpos de la playa, sobre las rocas y montículos alrededor de los cerros que encierran la bahía, guareciéndose del manto lúgubre de la noche, más cuando aparece la luna, le da su toque romántico. No hay más ruidos, todo es oscuridad y silencio. El calor abochorna, se suda la noche. La gente tiene pereza, hasta de hacer ruidos.
Ayer trabajamos con los alumnos de la secundaria, hoy daremos la platica a los niños de la primaria. Empiezan a llegar los alumnos. Se nota que en este lugar no hay mucho que hacer en casa, o bien se escapan de que los pongan a ayudar a las labores caseras. Vienen a asomarse al cometa. Me saludan. Dan vueltas alrededor. Hemos de parecerles bichos raros encerrados en una jaula con ruedas. Ya estamos listos, solo esperamos que lleguen los niños de la primaria, quienes entran a clases hasta las 8:00am.
Trabajamos con ellos hasta las 12 del día. Observaron el sol, las manchas solares, les dimos la charla astronómica, Los pusimos a trabajar un rato dibujando los planetas que anoche observaron al través de los telescopios. Les cambió la rutina el día de hoy.
El profesor salió y nos encargo la escuela; sólo me dijo.
___ai le encargo la escuela un ratito, orita vengo, no me tardo ___ Y se fue caminando bajo el intenso calor. Levantando polvo lo vi perderse a lo lejos.
___ ¿ A donde fue ¿ ___ Me preguntó Mari?
___ No lo sé ___ Fue lo único que le pude contestar.
El día de ayer, Andrea, la esposa del director de la escuela secundaria nos trajo de comer. Nos preparó pulpo a la Veracruzana y agua de jamaica; además nos obsequió un poco más para que nos llevemos para el camino. Mari lo guardó en el congelador. El profesor Sixto, me prestó uno de los abanicos con los que refrescan un poco los salones de clases, para usarlo en el interior del cometa, conectándolo a la energía eléctrica que se obtiene aquí por medio de celdas solares. No hay agua potable en las dos escuelas. Vino un padre de familia con su camión cisterna (pipa), a llenar un par de tanques de plástico de 200 litros, para el uso de los baños y cualquier otra necesidad. Los pocos arbolitos de eucalipto que circundan la cerca de malla ciclónica, se doblan, no crecen, y sus hojas se enroscan tratando de protegerse un poco del terrible calor que las aniquila. Les falta agua, mucha agua. Son los únicos puntos de verdor de los alrededores. El calor asciende hasta los 40 grados después del medio día. Apenas estamos en el mes de Mayo. Sobrepasará dicha cifra en un mes más. El poblado se muere de calor a esas horas. No se ve un alma por ningún lado. Los alumnos salen a la 1:00 de la tarde y, es un suplicio verlos caminar hasta sus hogares, bajo el intenso calor. Los veo alejarse como sonámbulos, con paso lento y cansado. No quieren saber nada de estudio después de esta hora.
___ ¡Mira! , Ya viene de regreso el profesor. ___ Me dijo Mari, señalando a lo lejos a un bulto que se desplazaba entre el polvo del camino y en dirección de la escuela.
___Sí, es él ___ Le respondí.
___ Pobre, que calor ha de traer.___ En realidad el calor del sol cayendo a plomo a esa hora del día, es para ponerlo a uno a pensar dos veces, antes de salir a hacer cualquier mandado. Llegó rojo, bañado en sudor, con la camisa empapada.
___Gracias__ Me dijo.
___¿Cómo se portaron? ___ Muy bien ___ Le contesté.
No sabía que había ido a pedirle a una madre de familia, en el lugar donde él se abona para comer en el pueblo, que nos preparara un ceviche de pescado, para invitarnos a comer en la escuela, sino que más tarde, fue llegando la comida hasta el salón de clases, y después de que los niños se habían retirado ya, nos sentamos a la mesa improvisada en el corredor de la escuela y sobre la plancha de concreto de la mesa de pin pon, comimos opíparamente los tres, aprovechando las ráfagas de aire caliente que soplaban de vez en cuando.
Acabo de recordar que se llama Manlio. Es originario de Mexicali, a donde se va a pasar el fin de semana con su familia, es soltero y permanece en este lugar de lunes a viernes.
Este tipo de profesores, llamados unitarios, son ya muy pocos los que existen. Su labor es realmente loable, la tiene que hacer de milusos en la escuela, lo mismo barre, sacude, riegan los arbolitos, remienda la cerca, repara el baño, hace la documentación oficial, es el secretario, subdirector y director a la vez y, además tiene que dar clases a los alumnos enseñándoles, revueltos en una sola aula, los seis grados de la escuela primaria.
Nos pusimos de acuerdo para ir a pescar un rato por la tarde, además de irnos a bañar a las pilitas de aguas termales. Allí tuvimos la oportunidad de conversar largamente de las vicisitudes de su vida y el devenir de las nuestras, hasta que el sol se ocultó tras las montañas de la Sierra de Santa Isabel mientras disfrutábamos de la tibieza de las aguas sulfurosas, enfriadas con agua de mar, dentro de las pilitas de la Bahía de Puertecitos.

“Las Pilitas” de aguas termales, en Puertecitos BC.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario