sábado

Día 48: Sábado 22 de junio de 2002 San Javier -- Nopoló

Los gallos al amanecer en San Javier cumplieron fielmente con sus oficios de despertadores apresurando al rosicler; junto con los perros, se encargaron de despertarnos, tirados sobre nuestros colchones a la mitad de la calle empedrada frente al atrio. Los vecinos de al lado cuyos ronquidos escuchamos claramente durante la madrugada se habían despertado ya, y se preparaban para las actividades diarias, ganándole al sol como siempre para aprovechar el frescor de la mañana. Una enorme fogata iluminaba la madrugada de rojos colores. Me levanté y me dirigí hacia ellos. Acercándome al corral los saludé. Me reconocieron de inmediato.

___¿Cómo pasaron la noche? ___ Me preguntó el señor que se veía de mayor edad.

___Muy bien___ Le contesté, sin mencionar ninguno de los detalles que nos tuvieron con sobresalto toda la noche.

___¿Gusta café? ___

Le respondí afirmativamente, y en unos instantes me trajeron una taza con café de talega.

Se preparaban para matar un puerco. Sobre la lumbrada infernal de leña ardiendo, tres enormes peroles conteniendo agua, hervían, como calderos de brujas en un amanecer sombrío con presagios de muerte. Me quedé con ellos largo tiempo, platicando, viendo todas las actividades matutinas de la familia y observando además todo el ritual del proceso de la matanza, limpieza y descuartización del infeliz chancho. Al igual que esta familia, todos en San Javier están relacionados entre sí, y esta, también era de la familia de la delegada, Blanca Rita. Fuimos invitados a desayunar con ellos.

Mientras desayunábamos, observaba con detenimiento el interior de la cocina donde estábamos sentados. Paredes de varas de palo de arco, trabadas entre si y enjarradas con lodo. El farol de petróleo que ardió por la noche. La vieja hornilla de patas de palo blanco hecha de piedra laja y ladrillos emplastados con cenizas. Este sitio, era la piedra angular donde confluye la familia.

Contemplaba el humo gris del café de grano, brebaje vital del ranchero sudcaliforniano que también nosotros sorbíamos lentamente esa mañana, acariciando su sabor acompañando los ricos huevos con machaca y tortillas de harina recién tortiadas, aderezada con la picante salsa tatemada acabada de martajar en el molcajete de piedra, adosado con unos frijoles refritos, chinitos de manteca. Adornando la orilla del plato, una rebanada gruesa de chopito (queso fresco).

Ardiendo bajo los comales, los hachones de choya y palo fierro que hollinaban las paredes donde pendían toda clase de utensilios

El sol, mientras tanto, arriaba la escasa neblina aposentada en las faldas del cañón, dando paso al día, que escalaba lentamente las montañas para caer a plomo sobre los moradores de este oasis y cocerlos junto con el cuero del puerco que para esas horas, hervía en el cazo, presto a convertirse en un rato más, en rico chicharrón.

Frente a la cocina estaba el dormitorio de la familia y junto a éste, el corral de los chivos lepes (huérfanos) y amarrados de los horcones del corredor, las bestias, para protegerlos a todos de los coyotes y las zorras que abundan en la sierra. Un corral para las chivas más grandes, estaba más allá, como a unos 40 metros. Este se encontraba vacío, ya que apenas unas horas antes, habían abierto las puertas para que saliera el rebaño al monte a procurarse y disputarse las mejores ramas.

El “Oso” y El “Orgullo”, los perros chiveros del Carlingas, el nieto de la abuela Chachita, son los encargados de acompañarlas y cuidar de ellas durante el día. Viejas cicatrices y mataduras a manera de trofeos tatuados en el cuero, hablaban en silencio de los cotidianos actos heroicos de éstos jenízaros caninos, valientes y corrientes, pero fieles a más no poder.

Vi a los rancheros partir. “El René” y “El Josefo” (así me dijo que se llamaban sus dos hermanos, Emilio Arce, el hijo mayor de Doña Chachita) eran los titulares de las acciones. Ensillaron las bestias y se ajuarearon junto con otros cuatro, con las cueras y demás arreos, y partieron cabalgando en columna rumbo al Palmar de San Vicente, según me dijeron, está junto al Corral Viejo, que es un oasis de agua clara, mangos y naranjas, situado a unos dos kilómetros al este, por el Cañón del Sauzal, bajo El Cantil del Cerro de la Cruz. En ese punto, me dijo Emilio, se separarían de dos en dos, cada quien rumbo a su respectiva área de trabajo. Unos se irían a La Mesa Prieta, a una hora de camino de herradura en bestia, donde rumiaban tranquilamente, las impasibles reses.

___Su trabajo consiste en. ___ continuó platicando conmigo Emilio Arce.

A estas alturas de la sequía canicular, que se ha alargado ahora por más de dos años, el trabajo de estos rancheros consistía en cortar, a golpe de machete algunas puntas de cardones y biznagas, quitarles las espinas, y filetear la jugosa pulpa vegetal en geométricos y pequeños trozos, para que las reses puedan comérselas.

Otras veces ___Me decía Emilio___ con soplete de tractolina y tanque al hombro, se tienen que incendiar de manera controlada, choyales enteros, chamuscándoles las espinas, como último recurso para mantener en pie al enclenque ganado.

___¡Muy variado el menú! ___ Agregó Teto, el primo de Emilio, en tono de burla.

___Lo primero que se hace ____ continuo Emilio, al llegar al lugar del pastoreo, por llamarlo de algún modo, es localizar las reses y comprobar que esté completo el hato. En estas temporadas, con la sequía en ascenso, la debilidad y mortandad de parte del ganado, es poco más o menos que inevitable.

___Ver revolotiar las auras en la sierra, es siempre un mal augurio___ decía Emilio.

___Mijito, me decía mi tío Javier___ continuaba la charla Emilio recordando las palabras de su finado tío, como una especie de lúgubre premonición

___La Gûiles (desnutrición), por la hambruna, se apoderaban de las reses menos fuertes, por lo que había que arrearlas hasta el corral del rancho para mantenerlas en una dieta de mascarrote (bagazo) de semilla de algodón, paja de fríjol, o paja de lo que fuera, traídas desde el Valle de Santo Domingo, de las sobras de las cosechas que se compraban de por allá.

___Aquí en la sierra ___Continuaba Emilio.___Lo que abunda es el polvo y el calor del día, y también hace mucho frío por la noche, sobre todo durante el invierno.

___En algunas noches___a la luz de la fogata___aquí en el corral___ nos reunimos a chingarnos un chivito asado, recién abijeado en la sierra, sentenciado a la hoguera desde la víspera por el implacable tin marín de do pingüe........

___ Con las guitarras y el tololoche bien afinados, concursamos pa´ ver y oír quién es el que canta más alto, y hay algunos cabrones que hacen hasta rodar las piedras del cañón con el eco de su grito.

___En la región___continuaba Emilio___ Cuando andamos chambiando, nunca importa que día de la semana es. Da lo mismo lunes que sábado, domingo o quincena. A media mañana, cada quién ha dado cuenta de su lonche, guardado en las alforjas de la montura, consistente en gorditas de harina con azúcar y fríjol; a veces, algún trozo de carne asada de chiva o res, y de cajón, una rebanada de queso seco u oriado. En temporada, nunca faltan los dátiles, ni las pitahayas.

___Para antes de medio día___continuaba Emilio___ después de pegarle un jalón a su cigarro y echar una bocanada de humo___ con ya casi ocho o nueve horas de trajín, dejábamos las reses arriadas tomando agua en el Palmar de San Vicente y enfilábamos rumbo al Sauzal a hacer tiempo hasta las tres o cuatro de la tarde.

___Nunca cae mal una siestecita en la modorra después del medio día___O nos hacíamos los locos, jugando a lanzar herraduras contra un horcón.

___Otras veces, ensayamos un registro en la guitarra, o trompeteando los trastes, o nomás pasando el tiempo, mojándonos los pies en las posas del arroyo, como hasta las cuatro de la tarde, que era la hora de arriar las reses de regreso al paraje que les correspondía.

___Un día, sí tomaban agua, y otro no, se parecían al finado primo, el Negro Castro.

___El Negro Castro___ primo tercero de nosotros___era Fayuquero (comerciante de la sierra)___ Continuaba su plática Emilio.

___ Ese amigo, recorría la sierra a bordo de un Dodge viejo___Le gustaba rete´arto sorber gorgollones de agua de naranjo con azúcar, y a la hora de la cena, devoraba tembabichianas (machaca traída de Tembabichi; campo pesquero cercano a Punta San Evaristo, en la costa del Mar de Cortés) con tortillas de harina, queso frito y té de naranjo endulzado con panocha (dulce de panela).

___Cómo le gustaba el naranjo___

___La gente de aquí, le dice “naranjo” a la naranja amarga, agria, y “naranja” a la naranja dulce___

La charla con Emilio se prolongó durante la mañana, al parejo con el oficio de dar fin con el marrano. Mientras tanto yo, para no estar de ocioso, les sugerí que me dejaran ir asentando los cuchillos que se iban desafilando con la carnicería del animal sacrificado, con lo cual me sentía útil y los podía escuchar sentado en la poltrona vieja, descolorida y oxidada que descansaba bajo el frondoso palo verde.

Mari se me acercó, y en voz baja me preguntó. ___¿A que hora viene Willy por nosotros?___

Willy vendría por nosotros después del medio día para llevarnos de regreso a

Loreto, así que, aproveché la interrupción y le dije a Emilio que regresaríamos en un rato más.

Utilizamos el resto del tiempo para ir a visitar a la Sra. Eva, quien la noche anterior nos había platicado sobre la figura en el cielo de la Virgen de Loreto, sucede que ella elabora en el pueblo unas ricas mermeladas de naranja e higo regionales, por lo que caminamos un rato más por el pueblo y acudimos a comprarles algunos frascos para llevar a casa.

De regreso a Loreto, anoté, cosa que no hice de venida, el kilometraje. Esto es, acorde al cuenta kilómetros de la pick up de Willy. Lo anotaré como debe estar según el viaje que hicimos partiendo de Loreto.

Kilometraje: Loreto. ---- San Javier.

Km. 0.- Loreto, salida al sur por la carretera Federal No. 1.

Km. 1.5.- Entronque de camino de terracería a la derecha (con grava al principio, sólo por un par de Km. aprox.). Hay un letrero que dice: Las Parras 20 Km.; San Javier 36 Km.; Comondú 71 Km.

Km. 10.- Corral al fondo de un desgajamiento del camino. El camino se angosta ahora y asciende por paredes rocosas.

Km. 12.- Un pequeño altar a la derecha.

Km. 15.- Aquí se angosta más el camino que va siguiendo las faldas de la montaña, casi en la cima, sólo cabe un vehículo, así que hay que tener cuidado si no viene otro en sentido contrario.

Km. 17.- Espacio suficiente para orillarse en la brecha, detenerse y tomar fotos. Vistas excelentes del cañón y del Mar de Cortés a lo lejos.

Km. 18.- El Pilón de las Parras. Cúspide de la Sierra de La Giganta. Punta que se veía desde lejos al iniciar el ascenso. Se hace aún más angosto el camino. Manejen muy lento.

Km. 20.- Rancho Las Parras. Pequeña iglesita de piedra con su huerta en el rancho. Durante la temporada de Otoño, se consiguen naranjas en este lugar. Siguen las subidas.

Km. 21.- El terreno se vuelve plano y se desliza por una planicie. Ahora es más ancho el camino, suficientemente ancho para dos vehículos.

Km. 23.- Rancho de ladrillos del lado izquierdo. Ahora el camino sigue por un cañón que verdea en el fondo de palmeras, árboles frutales y cáctus.

Km. 24.- Corriente de arroyo, casi siempre tiene agua con excepción de los años muy secos. Rancho Viejo a la derecha.

 

Km. 28.- Desviación a la derecha con rumbo a Los Comondús (San José y San Miguel de Comondú.

Km. 34.- Muchas piedras sueltas por el camino, poner mucha atención.

Km. 35.- Entrada al poblado de San Javier. Letrero.

Km. 36.- Frente a la Misión de San Javier.

Camino a San Javier.

Regresamos a nuestra casa en el Cometa pasadas las dos de la tarde, desvelados, cansados, pegajosos de sudor y polvo, con las mismas ropas con las que salimos antier, sólo que ahora impregnadas de todo San Javier y el alma llena de dicha y gozo de haber convivido con los Rancheros Sudcalifornianos de la Sierra de la Giganta.

Nos bañamos en el Cometa, dormimos durante gran parte de la tarde y después de comer decidimos ir a pasar el fin de semana a las playas de Nopoló.

Camino a Nopoló me preguntó Mari.

___Bueno, ¿y que tanto platicaste esta mañana con los señores que estaban matando el puerco en San Javier? ___ Te tardaste tanto______Ah, esa es una historia muy interesante,

___Veras___. Me platicaron que......... y le narré las historias de los rancheros de la sierra de La Giganta.

Km. 120.- Salida de Loreto hacia el sur, siguiendo siempre la carretera federal No. 1. Damos vuelta a la izquierda. Checando los postes que indican el kilometraje.

 

Km. 118.- Entronque de terracería a la derecha con rumbo a San Javier. Aproximadamente a 40 km. Camino en muy malas condiciones en estos días. Sólo para vehículos altos y de preferencia 4x4.

Km. 117.- Carretera pavimentada a la izquierda al aeropuerto internacional de Loreto.

Km. 112.- A la izquierda, el Hotel Presidente y también camino a las playas de Nopoló.

Ya son: las 9:05 de la noche. Estamos estacionados en la playa de Nopoló, cercano al Hotel Camino Real. El vientecito que corre es aún tibio. Viene de la sierra que hace apenas unas horas antes bajamos, La Giganta. Nos queda exactamente a espaldas nuestras. Solo quedamos Mari y yo sentados sobre la fina arena de la playa. Toda la gente lugareña que vino a disfrutar del fin de semana se ha ido a casa. Nosotros cargamos con la nuestra, así que aquí seguiremos hasta que obscurezca por completo.

Nos llenamos los pulmones de aroma salobre y yodado del mar, mientras en la orilla de la playa se rizan suavemente pequeñas olas silenciosas. A la izquierda y siguiendo la línea de la playa, a lo lejos se ven ya las primeras luces del Hotel Solare y más adelante, casi en el horizonte, la ciudad de Loreto enciende su noche de Verano.

Ha caído una leve bruma. Se escuchan truenos allá a lo lejos en la sierra. La cubre un manto de nubes obscuras, boludas y espesas, como el atole champurrado. De cuando en cuando un relámpago se desliza de las nubes e ilumina la noche que ha caído ya. Es hora de resguardarnos dentro del estómago acogedor del Cometa.

___Probablemente llueva esta noche___ le digo a Mari, que ya empieza a acomodar la cama para dormir.

___Será la primera lluvia del verano, en esta región___Me contestó.

___También la primera que nos toque durante este viaje___ agrego.

Es hora de empezar a escribir en la bitácora. Uso mi pluma con luz. Me gusta escribir a esta hora, pues disfruto de la obscuridad exterior, escudriñando de cuando en cuando el cielo por la puerta abierta desde mi bastión. La pluma que se desliza suavemente sobre la bitácora, con su as de luz verdecina. Cansancio del día que se deja sentir, invitándome al sueño.

Nopoló es un emporio hotelero, Hermosas playas se extienden en este corredor turístico. Espléndidos hoteles, además de los que ya mencioné anteriormente, esta el Calinda, otro más, que no sé su nombre, abandonado, y varios más. Campo de golf con 18 hoyos, un centro tenístico con nueve canchas y servicios en general con todas las facilidades para los deportes acuáticos y la pesca deportiva. Todo esto se desarrolló gracias al apoyo de FONATUR, en 1976.

Nopoló.

Las islas; Coronado, Del Carmen, Montserrat, Danzante y Santa Catarina, frente a nosotros. Las aguas aún están un poco frías en este lugar. Es increíble la variación de las temperaturas del mar a unos cuantos km. de distancia, entre bahía y bahía.

Se escucha música de un trío que viene del hotel. Se ven a lo lejos los reflejos de luz naranja de los pasillos y corredores. Sólo quedamos nosotros. No hay nadie más a todo lo largo de la obscura playa. La luna debe de estar oculta entre los nubarrones.

Ayer entró el Verano. Nos agarró en plena sierra, aunque hace muchos días, que la tónica diaria es, calor y más calor durante todo el día. Es hora de bañarme nuevamente, siempre acostumbramos bañarnos antes de ir a la cama. Hoy no puede ser la excepción, el calor no nos lo permite, así que después de un rico baño y una ligera cena, nos iremos a la cama.

Fin del día.

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