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Día 41: Sábado 15 de Junio 2002. PUNTA CHIVATO ------ MULEGÉ Millas: 194680

Reserva de la Biosfera del Vizcaíno.

En el corazón de la Península de la Baja California Sur, bañada al occidente por las aguas del Océano Pacífico, en donde sus litorales forman vastos sistemas de lagunas costeras, que se pierden en el árido desierto; territorio que se extiende en las llanuras bordeadas de dunas, elevándose en la Sierra de San Francisco, para caer en el Golfo de California. En esta zona, con una extensión territorial de más de 2 millones y medio de hectáreas, se encuentra uno de los escenarios naturales más impactantes de este destino, con una biodiversidad única y sorprendente y que ha sido considerado como Patrimonio de la Humanidad. Las especies botánicas y animales que habitan la región han desarrollado rasgos especiales para sobrevivir en el severo entorno de planicies erosionadas, sierras y torrentes de lava.

La Reserva de la Biosfera del Vizcaíno, está localizada en la parte central del desierto, cobijada por el Océano Pacífico y el Golfo de California. Es un sitio que depara sorpresas a quien lo explora por su flora y fauna que han evolucionado con características endémicas.

En la alfombra arenosa que la cubre, sobresalen La Yuca y El Cardón, que es el cactus más grande del mundo, algunos con diez toneladas de peso, veinte metros de altura y edades que sobrepasan los doscientos años, cactus primitivos, Cirios, Árboles Elefante y Chollas, especies que destacan de entre las 4,000 plantas diferentes que existen aquí.

Aves migratorias y diversas especies de pájaros sedentarios pasan el invierno en esta región, por lo que es común encontrar al Halcón Peregrino y Águila Real, especies en peligro de extinción, Pájaros Carpinteros, Colibríes, y Sinsontes Grises y en la zona lagunera, aves playeras como El Zarapico, Chichicuilotes, Gansos de Collar y veinte especies de patos. La reserva es hogar también de pumas, coyotes, venados, borregos cimarrones, berrendos y zorros que se incorporan al paisaje casi de manera imperceptible.

Las condiciones microclimáticas que se generan en las cañadas de la Sierra de San Francisco, así como la existencia de afloramientos superficiales de agua y de oasis, permitieron que hace miles de años se establecieran ahí grupos humanos de cazadores y recolectores que dejaron rastros de su existencia en las cuevas y cañones que resguardan antiquísimas pinturas rupestres que forman parte del atractivo de este desierto que invita a caminar, observar, explorar y conocer.

Sábado 15 de Junio 2002 MULEGÉ Millas: 194680

Hora: 2:38 pm. Temperatura: 29°C. Humedad: 69% Presión B.: 30.8

Bitácora:

Regreso al entronque en Palo Verde para retomar la carretera Federal No.1. Sólo faltan 21 Km para llegar a Mulegé.

Km 143. - Empiezan nuevamente las curvas y subidas. Cuidado con el tráfico lento de los camiones pesados que suben y de lo rápido de los que vienen bajando.

Km 135. - Gasera y adelante, entrada a la izquierda al poblado de Mulegé. Varios hoteles, pequeño aeropuerto, restaurantes, gasolinera, pequeños supermercados, bancos, hospital del Seguro Social, oficinas de Correo y Telégrafos, jardín Ramón Corona en el centro cívico, frente al supermercado. Todo esto hace de este lugar un buen paradero para reabastecerse de todo. Mucho cuidado al transitar en sus muy estrechas calles que suben y bajan, sobre todo para los vehículos grandes como El Cometa, al dar vueltas en las esquinas angostísimas.

Mulegé

El municipio de Mulegé es un privilegiado territorio al que la naturaleza dotó de extraordinaria belleza en mares, lagunas, y sierras. Comprende las ciudades de Mulegé, Santa Rosalía, San Ignacio y Guerrero Negro

Situado entre dos cerros. Descubierto en 1702 por el jesuita Juan María Salvatierra. Territorio habitado antiguamente por cochimies y otras tribus, de ellos sólo se conocen las muestras de arte rupestre que existen en la Sierra de San Borjita y los petroglifos de la Trinidad. En 1847 el capitán Manuel Pineda y un grupo de rancheros sudcalifornianos derrotaron a las tropas de invasión norteamericana en este histórico poblado.

Destino muy visitado por historiadores, amantes de la pesca deportiva y ecoturística,

Poblado de aproximadamente 4,500 habitantes, pero que cada día va en aumento debido al la gran cantidad de gringos jubilados que están llegando a residir aquí.

Prefería este lugar como estaba en 1975 cuando por primera vez lo conocí, sin tanta gente extranjera. Era muy pequeño, con gente súper amable, ahora está lleno de comercios con letreros en Inglés y sus calles y bares, llenos de gringos bebiendo. Lugar donde está otra de las importantes Misiones de la famosa ruta de las misiones de la Baja California. La misión de Santa Rosalía de Mulegé. (Datos históricos adelante). Aquí, junto al edificio, el personal de Antropología plantó algunos cactus, torotes, magueyes y lechuguillas, en un intento de hacer un jardín botánico del desierto. También existe aquí una de las prisiones más famosas por su peculiaridad y por ser la única de su época en el territorio de la Baja California, La Cananea, actualmente convertida en museo.

El poblado se extiende a lo largo de los bancos del Río Santa Rosalía, también llamado Estero Mulegé, que es el único río navegable en toda la Baja. Miles de palmeras abanico y datileras, hacen de este lugar, el segundo poblado con mayor cantidad de palmeras, el primer lugar lo ocupa San Ignacio. Árboles frutales, plantas silvestres y de ornato floreando, bugambilias, orquídeas, cubren las riveras del río y en general gran parte del oasis de Mulegé, dándole una atmósfera tropical de verdor y frescura increíbles, casi surrealista, en medio de este gran desierto de polvo y arena que lo rodea.

Nuevamente, como en muchos otros lugares de la Baja, “La invasión gringa” se ha apoderado de las orillas del río. Numerosas residencias, trailer parks, embarcaderos, yates, veleros y botes ocupan actualmente los mejores sitios a todo lo largo del río hasta su desembocadura en el Mar de Cortés.

La Misión se puede ver desde los cerros sobre la carretera al arribar al poblado. Para llegar a élla, cruce el puente sobre el río Santa Rosalía y de vuelta a la izquierda bajando hacia un terreno limpio que se ve desde la carretera, regrese pasando bajo el puente y diríjase teniendo siempre el río a su mano derecha. La Misión está como a 800 metros del puente. Se ve también La presa, en la que se almacenan las aguas del arroyo antes de llegar al estero, y el verde palmar que se pierde, arroyo arriba, hasta confundirse con la sierra cercana. Sobre las aguas de la presa, algunos patos nadan cercanos a los verdes tulares. Algunos palmares están parcialmente quemados.

Poblado de Mulegé.

Narrativa:

Estacionados en la Bocana, donde desemboca el Río Santa Rosalía que forma el Oasis de Mulegé. Este lugar se llama, Punta Sombrerito, donde un faro construido en la punta del cerro del mismo nombre, marca la entrada o salida de las embarcaciones que navegan por el río. Frente al Cometa El Mar de Cortés. Estamos en una pequeña playa de unos 600 mts. de largo, entre dos cerros, El Cerro Mirasol a la izquierda y El Sombrerito a la derecha. Al otro lado del río, otro cerrito, El Cerro del Equipalito. Llegamos aquí siguiendo un camino de tierra de tres kilómetros bordeando el río en su camino hacia el mar, partiendo del centro del poblado donde esta el Jardín Ramón Corona y teniendo la rivera siempre a mano derecha. Camino con una vista preciosa, bajo miles de palmeras y la vegetación tropical, exuberante y abundante. Un bellísimo oasis pegadito al mar. Viento fresco, fuerte a esta hora del día. Playa rocosa, casi sin arena, sólo piedras de cantos rodados por miles. Incómoda para caminar al entrar al mar. Oleaje fuerte por el viento, no lo podemos disfrutar mucho. Aguas más tibias las de estas playas. Conforme viajamos más y más al sur nos hemos dado cuenta que las aguas del Mar de Cortés, se han ido entibiando más, además de que el verano es cada día más caliente también. Sensación agradable al cuerpo, lástima que este soplando fuerte el viento.

Oasis Mulegé.

Mari y yo somos los únicos acampando en este lugar. Río y manglares junto a nosotros. Mosquitos, bobos y jejenes, por miles. A lo lejos se distingue la Isla Gallo y frente a élla, La Punta Hornitos, ambas forman la enorme entrada que engulle las aguas del Mar de Cortés, encerrándolo, para formar la más bella bahía de la Baja California Sur, La Bahía Concepción con una extensión de 38 kilómetros.

La Bocana.

Faro, Punta Sombrerito. La Bocana, Mulegé

La inmensa Sierra de los Gavilanes, abarca todo lo largo del brazo que forma una extensa península, que se une a tierra firme con el resto del macizo de la Baja California Sur por varios kilómetros en dirección al sur, para así dejar encerrado el mar, en esa inmensa tina de baño llamada Bahía Concepción. Destacan sus escarpadas puntas solitarias y desnudas, carentes de vegetación, áridas, de un color rosáceo.

Sierra Los Gavilanes. Mulegé.

Mulegé es un pequeño poblado rodeado de cerros, encerrado en el cañón que formó el río Santa Rosalía, hundido en un hermosísimo oasis, casas amontonadas en el centro de la ciudad dentro del cañón, otras, distribuidas a lo largo del río; la mayoría de madera y porche al frente, con palapas de palma en sus patios, a la usanza antigua sudcaliforniana contrastando con las modernas de cemento y varilla traídas por la modernidad. El calor se encierra al correr el día por el reflejo de los cerros, bochornoso y húmedo, convirtiendo al poblado en un pequeño horno que hierve lentamente a los Muleginos así como a nosotros sus visitantes que paseamos por aquí, sólo la brisa vespertina que viene del mar, llega por el río y trae al anochecer, un poco de frescura. Al recorrer el río, observamos que muchas de las residencias de extranjeros tienen sus muellecitos privados y atados a ellos sus respectivos yates, veleros o sus lanchas de lujo. Ni modo, no hay de otra. Nos invaden y seguirán invadiéndonos. Esto es realmente, como dicen ellos mismos “La última frontera” y son los que se están aprovechando para disfrutarla. Por eso Mari y Yo, decidimos también hacerlo, antes de que se lo acaben.

Misión de Mulegé.

La Misión de Mulegé, está sobre el cerro El Divisadero, en sus patios traseros, existe un mirador desde donde se disfruta de una vista fabulosa del oasis reflejado en las aguas del río, iluminado por el color de las palmeras de hojas verdes en forma de abanico que lo bordean. Rústica mole de piedra, imponente, saqueada ya en su altar principal, donde sólo queda la imagen antigua de la virgen de Santa Rosalía, patrona del lugar.

Cometa en la Misión de Mulegé.

Interior Misión de Mulegé.

Hora: 7.05 pm.

Ha subido la marea, el estero tras El Cometa se ha llenado, cubriendo las rocas antes sobresaliendo del fondo fangoso, ahogándolas. Los mangles de los alrededores se cubren con el agua que entra rápidamente. El estero refleja brillos irisados por el sol que se va. Disminuyó el aire y cambió de dirección. El golpe del oleaje también disminuyó, las olas ya no se crispan blanquecinas, han perdido sus rizos canosos de vejes, se ha tornado plácido, de un azul marino oscuro. Se tranquilizó y nos contagia. Se le ve apacible. Fácil de domar y nadar a gusto en él. Sobre las dunas de arena cercanas al Cometa, se mecen con la suave brisa ahora, algunas plantas silvestres acondicionadas al salitre. Sólo escucho ya el rumor de las olas que mueren en la playa al final de su largo viaje desde el otro lado del mar, dejando sobre la arena, una pequeña pincelada de espuma blanca que la arena absorbe en pocos minutos sin importarle de que tan lejos vienen.

Es hora del descanso, fin del día.

La Bocana, Mulegé.

Misión de SANTA ROSALÍA DE MULEGÉ (1705) (datos históricos)

El sitio de la Misión de Santa Rosalía de Mulegé, fue explorado por primera vez por el Padre Juan María de Salvatierra en 1702; en 1703 visitan el sitio los padres Francisco María Piccolo y Juan María Basaldúa; éste último funda, allá en 1705, la misión y fue el Padre Francisco Escalante quien inicia, en forma, la construcción de la iglesia de piedra, habiéndose concluido, aproximadamente, en 1766. Se caracteriza por su forma de “L” y por la torre que se erige varios metros atrás de la fachada.

A partir de que fue abandonada en 1828, cayó en total estado de ruina, y fue restaurada en diferentes épocas; la más reciente es la que llevó a cabo el I.N.A.H., en los años de 1973, conservando sus características arquitectónicas exteriores, muros, techos y las gárgolas todo ello ha vuelto a relucir, más no así los interiores.

En el interior una estatua de Santa Rosalía y una campana, ambas del siglo XVII.

Museo regional.

Con la particularidad de haber sido la única cárcel sin rejas en el estado de Baja California Sur, conocida con el nombre de Cananea y construida en 1908. Lugar con mucha historia y nutridas leyendas, este recinto alberga actualmente un pequeño museo de historia y antropología en el que se observan muestras del pasado de los habitantes de esta región.

Museo Regional.

Algo curioso que hallamos en el patio principal, una pieza de aluminio en forma de un enorme balón, con un orificio rasgado en la parte superior y que muestra signos de calentamiento es algunas partes de la superficie de la bola. Platica el jardinero del museo, que cayó del cielo en un terreno de cultivo cercano al poblado y que causó gran expectación entre los Muleginos, pues pensaban que era un pedazo de un OVNI, por lo cual fue traído hasta la ciudad y expuesto al público dentro del museo. Observamos el objeto, y pudimos ver que es algo así como un tanque de combustible de algún cohete, que reingresó a la tierra y al caer se friccionó con la atmósfera y produjo la inmensa luz que observaron la noche en que se vio caer. Sobre este objeto se cuentan una y mil historias de extraterrestres. No dejen de ir a verlo.

OVNI  en el museo de Mulege.

Cuentan que en la época en que se usaba como prisión, los huéspedes andaban libres y casi todos estaban ahí por homicidio, trabajaban en el pueblo y fueron ellos los que participaron en la reconstrucción de la Misión. Era una prisión sin rejas, pues los presos tenían la libertad para trabajar fuera y sólo estaban dentro de sus celdas cuando venían a dormir o se les imponía algún castigo especial.

Antiguas celdas, prisión de Mulegé.

Las Playas: Santispac, Concepción, Los cocos, El Burro, El Coyote, Buenaventura y El Requesón son las radas y caletas muy cercanas a Mulegé en las que se puede nadar, tomar el sol, contemplar el paisaje o inclusive practicar el buceo, kayac, snorkel y pesca deportiva. La mayoría de ellas cuentan con servicios para trailer parks, campamentos ecoturísticos, restaurantes y renta de equipos especializados. Sin lugar a dudas, estas playas, SON LAS MÁS BELLAS de toda la Baja California Sur.

Cueva San Borjita: A 65 kilómetros de Mulegé se localiza esta cueva en la que se encuentran impresionantes pinturas rupestres. En una oquedad de aproximadamente cuatro metros de altura y treinta metros de ancho, se observan figuras humanas bicolor en ocre y negro que parecen atravesadas por flechas y lanzas; algunas de ellas con cabezas cuadradas. Figuras de animales como venados, ballenas y pescados forman parte también de esta artística muestra. Se puede contactar aquí en la Oficina de Turismo, los servicios de guías para ir a visitarlas.

Las pinturas rupestres de la Baja California Sur, Patrimonio de la Humanidad. Fenómeno artístico que constituye una de las cinco concentraciones más importantes del mundo. Consisten en espectaculares murales realizados sobre rocas en los que están representados personajes, animales y escenas que pudieran ser rituales, cacerías o batallas.

El origen de las Pinturas Rupestres es hasta hoy desconocido, aunque las investigaciones las ubican en épocas prehispánicas realizadas por grupos en peregrinación por la península, cuya cultura debió ser muy superior a las tribus halladas por los jesuitas en el siglo XVIII.

Las escenas están ejecutadas en tonos ocres, rojos, blancos, amarillos y negros. Las figuras humanas en rojo y negro, con los brazos en alto y raros tocados. En muchos casos, estas figuras y las de los animales como liebres, ballenas, serpientes y aves, aparecen sobrepuestas, lo que podría significar que se realizaron en diferentes épocas.

La mayoría de ellas se localizan en una región que abarca 12 mil kilómetros cuadrados de la región central de la península, con su epicentro en la Sierra de San Francisco, con impresionantes cañones que albergan el complejo de pinturas rupestres considerados como los más grandes y enigmáticos del mundo, inscritas por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene delimitados los sitios arqueológicos y es necesaria la compañía de un guía autorizado para visitar aquellos que se encuentran abiertos al público. El más accesible es en la Sierra de San Francisco, la Cueva del Ratón a 37 kilómetros por terracería, partiendo del entronque de la carretera transpeninsular (No. 1 Federal) que está asfaltada. De ahí se puede acudir a otros lugares como La Cueva Pintada y La Cueva de las Flechas o Boca de San Julio.

Desde el poblado de San Ignacio (antes descrito) es posible iniciar un recorrido hacia Santa Martha, para admirar otras siete espectaculares cuevas. Por las características físicas de la región, no se recomienda intentar el recorrido sin la guía de expertos y personal autorizado.

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