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Día 54: Viernes 28 de junio del 2002. Estacionados en Las Barrancas

Hora: 8:29 AM Temperatura: 20 grados C. Humedad: 59% Presión B. 30.3

Amaneció ya. Noche fresca que nos acarició durante el sueño. Ligera neblina aún a lo lejos que el sol va disipando lentamente conforme arrecia su calor.

La playa debajo de nosotros se ve muy larga y su profundidad desciende lentamente, las olas rebotan en número de 7 a 9 veces antes de morir en la orilla, lo cual indica un fondo muy bajo y arenoso. La marea baja mucho, por lo cual deja al descubierto gran espacio entre la última ola y el acantilado donde estamos aquí arriba. Las pangas de los pescadores duermen arrimadas a nuestros pies y nos acompañaron en número de 15 anoche. Hace ya rato que sus dueños llegaron para acompañarse en su viaje mar adentro en busca del alimento diario y el sustento para sus familias. Vienen vestidos con impermeables de plástico grueso de color amarillo y botas del mismo color y material para protegerse del viento y el oleaje en alta mar. Se dedican al buceo del abulón principalmente y otros a la pesca de lo que el día les depare y la suerte les pongan en las redes y las piolas. Ruedan las pangas de 22 pies de largo y otras hasta de 26 sobre troncos de palmeras ayudados por algunos vehículos que aunado a sus fuerzas y sus experiencias logran llevarlas hasta el borde de las olas, quienes se encargan de lentamente irlas succionando a su azul oscuro espejo blanqueado de mechones de espuma. Reman fuertemente para saltar las crestas de las olas y así llegar a la zona más profunda donde las olas han dejado de agitarlos y parten hacia el horizonte infinito, perdiéndose tras la bruma y escucho ya sólo el leve ronroneo de los motores que al final muere con el bramar de las olas en la orilla.

Pescadores de Las Barrancas.

Me levanté con la sudadera puesta pues la brisa es muy fresca al amanecer, ya que el viento que trae el mar hace que la variante de temperaturas sea muy marcada durante el día. Es más durante la noche nos cobijamos.

Habitan en este poblado unas 350 personas. Ruinas de una gigantesca planta desalinizadora resiste el paso implacable del tiempo y la erosión junto al edificio de La Escuela Tele secundaria, la cubren una larga hilera de Celdas solares de dimensiones gigantescas, abandonado todo y en terrible estado de deterioro. Millones de pesos desgastándose a la intemperie, equipo de mecánica, construcción, tambos en gran cantidad, etc. una gran inversión abandonada según nos platicaron los habitantes de Las Barrancas hace cuatro años en que los trabajadores, empleados e investigadores Alemanes venidos de la nada, desaparecieron de la noche a la mañana sin dejar rastros y sin que ninguna autoridad hasta la fecha se haya preocupado de rescatar o darle alguna otra utilidad a tan enorme construcción olvidada ahora en este rincón de la Baja. Historia que se repite en nuestro país como una maldición. Dinero del pueblo tirado vilmente en aras de la ciencia, sin que produzca nada que a nuestra gente beneficie.

Un velo de misterio, mitos y leyendas se ciernen sobre esta construcción. Se dice que veían a hombres vestidos todo de blanco, cubiertos desde los pies hasta la cabeza en gruesos trajes como de astronautas que penetraban en inmensos agujeros cavados en el piso ahora cubiertos por grandes planchas de concreto.

Ruinas, planta desalinizadora.

___Parecían seres de otro mundo___ nos platica el profesor Octavio Geraldo Sánchez; director de la Telesecundaria # 17 ___

___A la gente de aquí no la dejaban acercarse a las cercas___

___Les decían que era muy peligroso___

___Luego más tarde se les veía sacar gran cantidad de tambos grises, llenos quien sabe de que___

___Pasaban unas días y llegaban unos traileres que se llevaban esos tambos y nunca supimos que llevaban dentro___

El director ha hecho gestiones ante las autoridades para que les donen otra parte de terreno adyacente a la mentada construcción para construir una cancha de básquetbol, pero hasta la fecha nadie toma cartas en el asunto.

___Todo sigue como desde que se fueron los Alemanes___ concluye el profesor Octavio.

Hemos trabajado durante esta mañana en la secundaria: Todo el alumnado consiste de 15 alumnos en total de los tres grados. Observamos el sol y algunas de sus manchas solares. Hicimos algunos experimentos de refracción de la luz. Se hizo extensiva la invitación a la comunidad a través de los alumnos para que esta noche acudan a la sesión astronómica nocturna en el lugar donde se estaciona el Cometa en la noche.

Plática con alumnos. Telesecundaria # 17.

Telesecundaria # 17

Astronomía sol, patio Telesecundaria # 17.

Por la tarde empezaron a llegar algunos alumnos que se vinieron caminando desde el poblado hasta donde estamos esperándolos para la sesión nocturna. Al poco rato casi ya oscureciendo llegó el director en su pick up junto con otros vecinos y se reunió un buen número de personas entre alumnos y gente del poblado que venían a disfrutar y a acompañarnos a disfrutar de una noche de astronomía, como nunca se había dado en dicho lugar. Durante un par de horas escudriñamos el cielos de aquí para allá disfrutando de varios objetos celestes que teníamos a la vista y a la descripción y narración de las mitologías de algunas constelaciones.

Las cosas se desarrollaban con toda normalidad, pero el destino nos cambió la historia de repente. Corriendo por el angosto camino que bajaba a la playa, subieron un par de alumnas gritando que habían visto a un animal, monstruo o no se que tanto describían en sus alucinaciones de juventud, que se les acercó cuando ellas andaban caminando en la oscuridad en la playa. Todo el espectáculo celeste, se vino abajo a la playa y las estrellas languidecieron de golpe y porrazo para concentrar la atención de todo mundo en aquel ser que acababan de ver aquellas chicas. El pueblo reunido ahí, de inmediato en tropel descendieron todos por la vereda dejándonos a Mary y a mi abandonados en la parte de arriba. Nadie más se interesó en la astronomía. Todos parecían hormigas que presiente la lluvia y el ejercito se movía como loco de aqui para allá dando gritos de

___ ¡Aquí se ven las huellas!___

___Si es cierto, ___

___Aqui hay más___ Se ve que se fue para allá___ y señalaban hacia donde el sol se ocultó.

Otros más ya habían bajado machetes, palas, y al cual más llevaba un garrote o cualquier objeto que le sirviera de arma. Era un caos abajo en la playa. La histeria colectiva los había invadido.

___A lo mejor es el Chupacabras___ agregó otro , poniéndole a la vorágine un ritmo aún más frenético y contagió de inmediato a la muchedumbre que corría de aquí para allá sin saber en realidad que era lo que buscaban ni lo que debían hacer.

Desde arriba observaba los pequeños destellos de luz de las lámparas de mano que como luciérnagas volaban en la oscuridad. Incrédulo y veía como Mary al final se unía también contagiada de la adrenalina que flotaba con intensidad en el ambiente metiéndose por los poros abiertos y deseosos a sentirla, unidos en un solo torrente que amenazaba terminar en tragedia.

Pasada la media noche el torrente de locura amainó y poco a poco y uno a uno siguiendo el camino por donde llegaron los pobladores se retiraban no si antes preguntarnos.

___ ¿A poco se van a quedar aquí solos, profe?___

___Claro que si ___ le dije al director.

___Aqui dormimos anoche, y lo haremos esta noche también___

___No se preocupen por nosotros, estamos acostumbrados a estar solos___

___Bueno, pues que descansen y hasta mañana___ se despidió y subió a su pick up a los alumnos que había traído.

Mary y yo nos fuimos a la cama sin poder dormir debido a la excitación de las horas pasadas. No se cuanto tiempo paso, pero me debí haber quedado dormido en algún momento, cuando de repente el ruido de motores de vehículos que se acercaban al cometa me despertó. Fuertes golpes en el costado del Cometa me hicieron saltar de la cama. La sorpresa y lo fuerte de los golpes me hicieron llegar al frente del Cometa en segundos para asomarme a ver que sucedía. El miedo me invadió de pronto. ¿Quiénes eran esas personas que golpeaban al Cometa y que querían? Me apoderé del machete que viaja en la parte de atrás del asiento del copiloto. Lo tomé decidido. ¿No se para que? Si nunca he usado un arma, pero el instinto de conservación me decía que lo sacara y lo usara.

Una voz desde afuera gritó.

___Profe, Profe___

___ ¿Quienes son y que quieren?___ pregunté con el machete en la mano.

___Nos puede prestar su lamparota de mano, esa que nos prestó hace rato cuando estuvimos acá___

___Venimos con otros camaradas para revisar la playa y checar las lanchas y a ver como siguen ustedes___ contestó la voz.

El corazón me latía tan fuerte que podía sentir las pulsaciones en mi estómago como lombrices que se quieren tragar unas a otras y la adrenalina me recorría tan fuerte que las piernas me empezaban a temblar. Con voz temblorosa les conteste

___Si, con gusto, ahorita se la paso por la ventana de aquí de junto al volante, del lado izquierdo___

Busqué la linterna de mano y se las entregué por la ventanilla del chofer mientras mi alma regresaba a mi cuerpo lentamente en un estado ya de más sosiego y sentía la tranquilidad. Mary al fondo aún en la cama temblaba de miedo ante lo inesperado de la situación.

___Aqui la tienen, no se preocupen de devolvérmela, mañana la recojo en la escuela___

___Está bien___me contestó aquella persona

Nunca supe quién fue, pero el susto que me pegó esa noche, nunca lo he podido olvidar y a veces aún tengo pesadillas.

Se perdieron en la penumbra de la madrugada, al igual que el ser fantástico al que perseguían nuevamente, envalentonados ya con más gente del pueblo, cuya noticia del ser extraterrestre (como le llamaron al otro día) se había extendido a esas altas horas del amanecer por todo el poblado de Las Barrancas.

El resto de la noche fue un lento flotar de horas insomnes que rondaban en el interior del Cometa. Rescoldos de vigilia en noche de velorio. Inquietud y desasosiego sin fin. Más el cansancio siempre es un fiel brebaje que nos expulsa de este mundo terrenal para transportarnos en nubes de letargo al lado de Morfeo. Dormimos hasta muy tarde y la luz del nuevo día trajo la paz nuevamente al lugar.

Poblado pesquero de Las Barrancas.

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